El calor es uno de los factores estresantes que tiene gran influencia en la producción de cerdos. Los cerdos son particularmente muy susceptibles al estrés por calor debido a su limitación para disipar el calor metabólico.
Debido a esto los cerdos dependen más de la reducción en la producción de calor metabólico para mantener una temperatura corporal constante que otras especies domésticas. La reducción del consumo voluntario de pienso en cerdos bajo condiciones de estrés por calor se considera como la mayor adaptación para reducir la producción de calor.
Este menor consumo de pienso tiene un impacto negativo directo sobre el crecimiento y la producción, se producen pérdidas relacionadas con una disminución de la ganancia media diaria y rendimientos de canal con pesos poco rentables a nivel de comercialización. Además, se observa una disminución de la calidad de la canal debido a un aumento del acúmulo graso, incluso a nivel intermuscular; así como pérdidas importantes en el acabado de cerdos.
La zona termoneutral para los cerdos puede oscilar entre 18 °C y 24 °C, según el tamaño del animal, su estado fisiológico y el tipo de suelo.
Las pérdidas atribuidas al estrés térmico durante el ciclo reproductivo se ven reflejadas, entre otras cosas, en la prolongación del intervalo destete-celo, así como en la disminución del número de cerdos nacidos vivos y de los pesos de los lechones al nacimiento y destete.
En la lactancia disminuirán la producción de leche, el crecimiento de la camada y el rendimiento reproductivo. Para disminuir la producción de calor, la ingesta diaria de alimento de las cerdas puede disminuir en 0,17 kg/°C cuando las temperaturas superan los 16°C. Esta disminución de la ingesta da lugar a una mayor movilización de los tejidos (grasa dorsal), a una reducción del peso del destete y a una reducción del tamaño de la camada posterior, especialmente en las cerdas primíparas. Las temperaturas ambientales que superan la zona termoneutral pueden tener efectos perjudiciales en la reproducción, y el impacto del estrés térmico puede variar dentro y entre las líneas genéticas.
Las pérdidas atribuidas al estrés térmico durante el ciclo reproductivo se ven reflejadas, entre otras cosas, en la prolongación del intervalo destete-celo, así como en la disminución del número de cerdos nacidos vivos y de los pesos de los lechones al nacimiento y destete.
La betaína anhidra es un eficiente osmoprotector, especialmente en condiciones de estrés por calor, y actúa de múltiples maneras a nivel intestinal y metabólico.
- Aumenta el volumen citoplasmático en condiciones de elevada osmolaridad permitiendo la proliferación celular en condiciones de estrés (Csonka, 1999).
- La proliferación celular en el tejido intestinal, proporcionaría una mayor superficie para la absorción de nutrientes. En lechones la betaína aumenta la altura y uniformidad de las vellosidades en el duodeno (Xu y Yu, 2000).
- Dado que la digestión y absorción de nutrientes depende de la integridad del epitelio intestinal, la betaína podría afectar positivamente a la digestibilidad.
- La presencia de betaína anhidra en el tejido intestinal puede reducir el gasto energético de las bombas iónicas y, por tanto, disminuir las necesidades energéticas de mantenimiento, disponiendo de más energía para la proliferación celular.
- Ayuda a mantener las funciones metabólicas celulares en variaciones de la presión osmótica.
- En condiciones de estrés calórico hay una pérdida del equilibrio electrolítico y la betaína ayuda a reequilibrar el balance hídrico celular
- Disminuye la excreción de orina por pérdida de iones
- Menor incidencia de heces líquidas
- La betaína permite reducir el aporte de Cl– en la dieta sustituyendo parcialmente el cloruro de colina (modificación del balance electrolítico).
- Además, la betaina proporciona grupos metilo que son necesarios para compensar el estrés inducido por el calor (producción de adrenalina), las reacciones inmunológicas y el deterioro de la síntesis de proteínas y ADN/ARN.
- Los estudios han demostrado que la suplementación con betaina anhidra redujo parcialmente los efectos negativos del estrés térmico en la cerda, al reducir su temperatura corporal y mejorar el desarrollo folicular, durante el período posterior al destete.